Cuando José Yunis, de la Fundación Bahía, me explicó o, mejor, trató de explicarme el plan hidrosedimentológico del canal del Dique, me di cuenta de que era más difícil pronunciar este neologismo que volverlo operativo.
La amenaza: los millones de toneladas de sedimentos que el canal vomita a borbotones en la bahía día y noche sin parar, año tras año.
Los ambientalistas piden que el Gobierno ejecute el billón doscientos mil pesos ya previsto por el Fondo de Adaptación, para construir las obras y estructuras que se van a requerir para controlar esta enorme cantidad de sedimento, que amenaza la destrucción de las barreras coralinas de Barú y las islas del Rosario y el relleno de la bahía de Cartagena, volviéndola innavegable, especialmente por los nuevos superbarcos post-Panamá. Por suerte, el Gobierno ya viene trabajando en este plan y está invirtiendo 52.000 millones para los estudios de factibilidad, que se entregaran en julio del próximo año.
Después de esta fase de estudio está previsto que para septiembre del 2015 comiencen las obras, estructuras de control para atajar el canal del Dique. Y este dinero ya está en el Fondo de Adaptación, así que no hay excusas, hay que seguir apoyando el plan hidrosedimentológico del canal del Dique, considerando no solo los requerimientos de los transportadores fluviales, sino el bien común y la salvaguardia de un cuerpo de agua indispensable para el desarrollo social, industrial y turístico de nuestra ciudad.
Pero esto no es todo: según las proyecciones, para el 2040 el nivel del mar habrá subido 60 centímetros. Es decir que Bocagrande, Castillo Grande, el Laguito y Manga estarán inundadas por dos pies de agua, y el centro histórico más romántico, en vez de coches con caballos, tendrá canoas con remeros.
Se necesita que el Gobierno Nacional le dé la mano a Cartagena para adaptarse al cambio climático con tiempo. Acaba de salir el plan de adaptación y este estima que en los próximos 10 años Cartagena debe hacer estudios y obras, tomar medidas en varios sectores (transporte, puertos, adecuación de barrios, turístico, patrimonio cultural, medioambiental). Cartagena no tiene esta posibilidad financiera por sí misma; por ello, hay que pedirle al Gobierno que ayude en los próximos cuatro años por medio de la ley del plan u otro instrumento adecuado.
Está en sus manos, presidente Santos…
Salvo Basile
Tomado de http://www.eltiempo.com
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