Por José Yunis Mebarak – Director Fundación Bahía y Ecosistemas de Colombia
Cartagena está presenciando una belleza sin igual por estos días. La bahía se está transparentando, vuelve a ser color azul turquesa, similar al mar que se encuentra en las islas del Rosario o San Andrés. El agua de la bahía está dejando su color oscuro. ¿Qué sucede? El río Magdalena no tiene agua y por tanto el Canal del Dique no transporta ni deposita los sedimentos y nutrientes que traen las aguas del río a la bahía. Todo vuelve a ser como era antes, un medio totalmente oceánico de origen coralino. Hay que aprovechar este momento y dejarse seducir por estos colores que durarán lo que dure el duro verano que nos azota en la cuenca Magdalena-Cauca, quizás hasta marzo de este año. Después, volverá la fuerza del río, los tonos oscuros, la contaminación. Y es que el río Magdalena fue conectado a la bahía de Cartagena de manera artificial desde 1952, y fue ampliado y rectificado de 1981-1984 agravando el problema porque quintuplicó el caudal del Dique comenzando así la fenomenal transformación de medio marino a estuarino. Es importante fijarse en lo que está pasando hoy, porque nos da certeza sobre lo bella y limpia que puede volver a ser la bahía una vez se controle el Canal del Dique. La belleza que estamos presenciando hoy de manera temporal será permanente.
Y es que resolver el tema del Canal no es una cuestión de belleza contemplativa de colores de bahía, sino de desarrollo estratégico y sostenible de país a largo plazo. Controlando el canal, no habrá inundación en los años venideros en los pueblos ribereños en los departamentos del Atlántico, Bolívar y Sucre protegiendo sus infraestructuras básicas. Los corales e Islas del Rosario, así como las bahías de Barbacoas y Cartagena no seguirán sedimentándose con arena de río y recuperarán su condición coralina haciendo aún más atractiva la ciudad y su entorno, mejorando la pesca, incrementando el turismo, alegrando el espíritu. Mejorará las condiciones para la navegación. Las obras de control del Canal servirán para reducir el ascenso del nivel del mar previsto por cambio climático para Cartagena. Hay sectores en la bahía con unos 60 centímetros de sedimento en su suelo y aumentando ya que aproximadamente 1800 volquetas de 6 toneladas entran cada día a las bahías de Cartagena y Barbacoas. Si sigue sedimentándose el suelo de la bahía, el mar tendrá mayor poder destructivo al aumentar el nivel del mar sobre la costa. Finalmente, las obras de control de caudal con esclusas en Calamar y Puerto Badel impedirán: que sigan creciendo dentro de las bahías de Cartagena y Barbacoas los deltas de Pasacaballos, Lequerica y Matunilla. El primero de los mencionados se acerca peligrosamente al canal de navegación del Puerto de Cartagena mientras que los segundos mandan sedimentos en épocas de lluvias a los corales del PNN Corales del Rosario. En veranos intensos como el actual, las esclusas evitarán que la cuña salina amenace la bocatoma de la ciudad de Cartagena.
Una vez tomada la decisión sobre los diseños finales de obra, dos retos tendrán que manejarse. El primero y de manera inmediata, la coordinación de las diversas entidades públicas para que no haya tropiezos en la ejecución de la obra. El segundo, un posible aumento por incremento del dólar en algunos rubros y materiales que deben ser adquiridos necesariamente en el exterior. Este ultimo no debe ser un problema dados los beneficios que trae la obra, la ejecución a 2-3 años y el compromiso pleno que ha mostrado el gobierno nacional.
Los que vivimos en la región, esperamos la iniciación de las obras y tener un canal controlado en 2018-2019. Hay momentos y proyectos en la vida que mejoran radicalmente una ciudad, una región o un país. Este es uno de ellos. Nuestros hijos y los que vengan sabrán que esto se hizo bien, se hizo para mejorar.
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